Cuando empezamos a darles alimentos sólidos a los bebés, tratamos de elegir aquellos que creemos más saludables y que mejor repercutan en su organismo, pero, ¿sabemos en realidad los beneficios o los riesgos de lo que les estamos dando?
Cuando ya son lo suficiente mayores para empezar a comer cosas nuevas y dejar un poco de lado la lactancia, tratamos de introducir en la dieta del bebé alimentos que sean sanos para su organismo y que les sienten bien, por ello, el alimento estrella son las verduras. Fuente esencial, junto a la fruta, de vitaminas y nutrientes, les preparamos purés y papillas diferentes para no aburrirlos. Contando con la gran variedad que hay, son el alimento favorito por los padres para que crezcan fuertes y sanos, pero la Agencia Española de Consumo, Seguridad alimentaria y Nutrición (AECOSAN) ha revelado un informe que nos alerta de que puede que no todas las verduras sean beneficiosas para el organismo de nuestros pequeños.
Según este estudio, debemos limitar las verduras que contengan altas cantidades de nitratos. Y ¿cuáles son esas verduras? Acelgas, remolacha, espinacas, lechuga y apio. Todas contienen unos niveles de nitratos superiores a 1000 mg/Kg, y, por lo tanto, se convierten en perjudiciales para la salud del bebé.
Y estas verduras, ¿por qué son perjudiciales? Los nitratos no tienen un peligro mayor en la salud de los niños ni de los adultos, el problema se produce en la digestión de estos, cuando el cuerpo los reduce a nitritos que sí son perjudiciales, sobre todo para los menores de un año produciéndoles metahemoglobina o el llamado “síndrome del bebé azul”. Todo esto se produce porque los nitritos oxidan el hierro de la hemoglobina, que se encarga de transportar el oxígeno a través de la sangre, siendo imposible realizar su función. Si el niño además tiene alguna infección bacteriana gastrointestinal el riesgo es aún mayor. Este síndrome recibe su nombre por los característicos labios azules que tienen los bebés que lo sufren y significa falta de oxígeno en la sangre y en los tejidos, que puede provocar enfermedades cardíacas.
Ante el problema, la cadena alimentaria de EFSA ha estudiado los efectos adversos de la presencia de nitratos en la alimentación de menores de un año en las espinacas, concluyendo que en aquellos menores de 12 meses no debe consumirse, y si se consume, deberá ser una vez al día y una cantidad menor al 20%. En cuanto a los niños de 1-3 años, tampoco se descartan complicaciones, pero su digestión es mejor.
La Asociación Española de Pediatría también apoya estas recomendaciones, haciendo hincapié no solo en las espinacas sino también en la col y la remolacha en niños de corta edad, además de advertir sobre su mantenimiento, pues una mala conservación provocaría el aumento de estos nitritos antes de su consumo haciéndolas mucho más peligrosas. Ante esto, es mejor mantenerlas en el frigorífico si se van a comer en el día, o congelarlas en el resto de los casos.
La miel también ha sido fruto de prohibición para los menores de un año por su peligro de provocar botulismo, una enfermedad peligrosa que se produciría por unas esporas que producen las bacterias Clostridium botulinum, las cuales se eliminan en el intestino y provocan parálisis muscular. En personas más mayores es inofensivo, pero en bebés, por culpa de un intestino inmaduro, la bacteria puede llegar a alojarse en él. Además, sus altos contenidos de azúcar están contraindicados en los bebés por la aparición de caries y de obesidad a largo plazo.