Los yogures les gustan a casi todos los niños, también a muchos que no quieren ni probar la fruta. ¿Es malo que un niño de dos años coma dos o tres yogures al día? El pediatra José Manuel Moreno Villares nos lo aclara.
Este alimento tiene un valor nutricional similar al de la leche: aporta una cantidad de lactosa algo inferior a esta y es una fuente excelente de calcio y fósforo. También es rico en proteínas y lípidos (grasas) que están parcialmente digeridos, por eso resulta tan digestible.
Se estima que los niños deben tomar entre dos y cuatro raciones al día de lácteos (dos yogures equivalen a una ración), en los que se incluyen los platos que se elaboran con leche (natillas, arroz con leche, bechamel, etc.).
Consumir una cantidad superior de lácteos impide que el niño tome otros alimentos importantes para su salud (como la fruta, que aporta fibra y vitaminas) y contribuye a la aparición de algunos trastornos digestivos, como el estreñimiento.
No todos los productos lácteos que hay en el mercado son yogures. Los que han sido fermentados por gérmenes distintos a los del yogur (por ejemplo, por Lactobacillus), no se consideran yogur, sino leches fermentadas.
En los últimos años las marcas han desarrollado una gran variedad de leches fermentadas, a las que se atribuyen propiedades beneficiosas para la salud. Sin duda pueden ser interesantes, aunque por el momento no hay datos que demuestren estos efectos.