Los tratamientos industriales a los que se ven sometidos los alimentos que componen nuestra dieta y la de nuestros hijos pueden tener consecuencias perjudiciales para nuestra salud. Loan Bensadon, cofundador de Baïa Food, alerta de los efectos de los ultraprocesados y aconseja sobre cómo comer bien.
Hoy en día nuestras despensas se han llenado de alimentos que saben bien, se conservan bien, son atractivos a la vista y fáciles de comer, pero que consumidos de forma habitual son (está demostrado) perjudiciales para nuestra salud y la de nuestros hijos. Y no solo hablamos de azúcar, muchos esconden también otros compuestos muy poco saludables como las grasas trans. Son los conocidos como ultraprocesados, que sufren una gran cantidad de tratamientos y procesos industriales. Además, incorporan en su composición pocos nutrientes esenciales y muchos aditivos (edulcorantes, estabilizantes, colorantes, espesantes, aromatizantes, etc.) que pueden ser nocivos. Los efectos para la salud de su habitual consumo pueden ser varios que van desde problemas de sobrepeso o directamente obesidad, hasta enfermedades mucho más graves.
Es fundamental cuidar la alimentación de toda la familia, pero en especial de los pequeños de la casa, que están en pleno desarrollo físico y mental. Verduras, fruta y alimentos saludables deben estar presentes en la dieta diaria de los niños.
Según la OMS, el número de niños obesos o con sobrepeso de 5 años o menos podría llegar a los 70 millones para 2025 en el mundo. En España, casi el 15% de los menores ya padece obesidad infantil. Y no se trata de un tema meramente estético o de exclusión social, sino de algo mucho más serio: cuando un niño de corta edad empieza a engordar por encima de lo normal, aumentan las probabilidades de sufrir diabetes tipo 2, obesidad en la edad adulta, enfermedades cardiovasculares y cáncer.
Es nuestro deber como padres animar activamente a nuestros hijos a llevar una vida más activa y una alimentación más sana. Hay que premiar a los niños por comer bien, pero no con horas delante de la pantalla, sino dedicando más tiempo a actividades que generen un ambiente saludable y que favorezcan el bienestar de toda la familia.
Y si el desayuno es la comida más saludable del día, empecemos por ahí, ofreciéndoles opciones naturales, ecológicas y sostenibles en esta primera comida diaria.
Puedo asegurar que las hay, ¡y que les gustarán! Por ejemplo, si sabemos que adoran el chocolate no hay que eliminar el cacao en polvo de su dieta (pero siempre comprobando que no lleve azúcar ni edulcorantes). Por otra parte, si disfrutan con un yogur, procuremos que este sea natural y endulzado naturalmente con frutas frescas o deshidratadas como el açaí y las bayas de goji ecológicas.
¿Qué tal un bowl de leche con fruta cortada y frutos secos o un revuelto de huevos con verdura asada y tomates? También puedes preparar sándwiches de aguacate y huevo, galletas saludables a base de copos de avena y plátano machacado… Las opciones son muchísimas, y pueden ser igual de sabrosas y atractivas que los cereales en caja.
No perdamos de vista que es un deber de todos dar una alimentación sana a nuestros hijos y reclamemos a la industria alimentaria crear productos verdaderamente saludables para ellos. Nuestro futuro nos lo agradecerá.
Artículo ofrecido por Loan Bensadon, cofundador de Baïa Food.